martes, 8 de abril de 2014

Soy un gato, Natsume Soseki

 Como ensayo de la naturaleza humana, el libro es todavía válido y me hizo reir a ratos. Las diversas conversaciones entre los personajes le proporcionan al gato narrador el llamado a la reflexión satírica sobre temas que van desde estética hasta religión, pasando por asuntos como el derecho a poseer tierras o la naturaleza del acto creativo. A media voz con este minino sin nombre, va el discurso de Meitei, el hombre que, no siendo el protagonista, lleva la voz cantante. Meitei es un aspirante a dandy bastante divertido, por la contundencia con la que expone sus teorías rebuscadas, equivocadas o abiertamente absurdas, dejando en evidencia los defectos de la ceguera y el orgullo juntos.

Me hubiera gustado que el libro fuera un poco más corto o la prosa más directa o la trama más compleja. Algo me faltó para sazonar el ensayo. Algunas disertaciones se extienden y es difícil seguirlas con verdadero interés hasta el final, en especial las que aplican a la naturaleza felina. Otras reflexiones tienen un ritmo y un desarrollo magníficos que quedan arruinados con el constante uso de un lenguaje coloquial, no comprendo la intención: a mis ojos el fondo y la forma chocan estrepitosamente. ¿Soseki se burla también del lector en esta sátira?

Es posible que exista una barrera cultural: lo que a estos personajes les parece divertido o irritante no me movió en absoluto a una emoción o la otra. Las mujeres, por cierto, salieron muy mal paradas en este libro.

El texto como novela es más bien olvidable, con una trama de antihéroes donde la acción ocurre lentamente, en un anticlimax si se quiere: un profesor mediocre, Kushami, reúne en su casa a un grupo de amigos con gestos, intereses y discursos curiosamente ordinarios, presentando una amalgama en la que ningún individuo se define con claridad. El trivial conflicto de la novela está presentado en el esperado compromiso de Kangetsu y la adinerada Señorita Kaneda y termina resolviéndose sin intervención de la pareja.

Entiendo que hay una edición titulada "Yo, el gato" y tal vez esa traducción más sugerente se extienda al resto del libro. Todavía pienso darle a Soseki una segunda visita con Kokoro y ya entonces veremos las impresiones.

domingo, 6 de abril de 2014

Restos del juego

Dimos un corto paseo en la isla donde el reality show Survivor Russia grabó su temporada el año pasado. He aquí los restos del juego.

miércoles, 2 de abril de 2014

Renuncia

No es como decir la muerte,

al contrario,

la renuncia es vida bruta:

un aguacero tropical
que despierta al cansancio,

la mordida salvaje de un animal
que nos deja un temblor febril.

Toca ceder el paso,
entrar por el aro amorfo de la verdad:

Los trenes no andan, ¡anidan!

¡Vuelan los peces!

¡Se nos acaba la guerra!

Toca dar el brazo a torcer,
el cuerpo un desnudo impuro de líneas
el alba un anuncio incuestionable.

Tiene ojos de locura,
la renuncia,
y tiene su sombra,

una sombra que se me ha perdido
fundida en la noche de un sueño ajeno,
entre las luces apagadas de una casa que duerme sola.